“España hizo una apuesta muy rara: cuando empezó a hablarse de este tema, el Gobierno optó por un modelo de comunicación en términos de guerra. En Francia, Macron adoptó un estilo de estado centralizado. En Alemania, Merkel utilizó un discurso de profesora y fue muy clara a la hora de explicar. En el caso de Johnson, en el Reino Unido, si algo caracterizó su vida discursiva es el cambio constante”. Desde Barcelona, Scolari sugiere que “aquellos líderes que apostaron por una línea de «acá no pasa nada» tuvieron que rearmar su discurso. Ya veremos cuál es el costo político que implica esto”.

Y concluyó: “Todo el mundo quiere informarse y compartir información con sus seres queridos. Es un caldo de cultivo ideal para que aparezcan estas cosas. Depende mucho de la ciudadanía el asumir esto con responsabilidad y no contribuir a este ruido. Esto se llama educación mediática. Así como tomamos precauciones para salir a la calle, pensemos lo mismo a nivel de la comunicación”.