¿Debemos temerle a la Inteligencia Artificial? | Jorge Carrión

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Esta semana, en Rayuela, entrevistamos a Jorge Carrión, multifacético periodista cultural español, autor de Teleshakespeare, Lo viral,  ganador del Premio ONDAS por su podcast Solaris, columnista de medios internacionales.

 

¿Qué es la inteligencia artificial? ¿Debemos temerles a los algoritmos?  ¿Cuáles son los desafíos éticos que conlleva la masificación de la inteligencia generativa, con motores conversacionales como CHATGPT? ¿Qué es el internet de los sentidos? ¿Hasta qué punto nuestra época es excepcional? ¿Es equiparable al paso de la oralidad a la escritura o el del manuscrito a la imprenta? Y finalmente, ¿hacia dónde vamos como humanidad?

 

Durante su paso por Buenos Aires, el autor de Todos los museos son obras de ciencia ficción, estuvo en Rayuela donde analizó  los acelerados cambios culturales que viven las sociedades y anticipó los desafíos éticos que trae consigo la Inteligencia Artificial Generativa.

A continuación, algunas de las ideas de Jorge Carrión, director del Máster de Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, en Rayuela.

¿Estamos pasando de un Internet de las cosas a un Internet de los sentidos?

La segunda década del siglo XXI ha sido la del Internet de las cosas, todos los objetos interconectados: el coche conectado con tu teléfono móvil, tu casa controlada desde tu celular, los dispositivos del entorno Apple dialogando entre ellos. Ahora avanzamos hacia el Internet de los sentidos, con la idea que con sensores e interfaces ópticas, podamos sentir el metaverso o la interacción. Por ejemplo, se ha inventado un dispositivo que permite dar besos virtuales, no es igual que el vibrador que ya existe, ni que el dispositivo de placer femenino/masculino que conecta a una pareja que está a la distancia para tener sexo virtual. Ahora también se pueden dar besos virtuales. Esa idea de sensores, trajes, gafas que permitan sentir y no solo ver y escuchar, seguramente son el siguiente paso. 

¿De qué se trata? Siempre de datos. Cuantos más datos mejor. Y yo, por ejemplo, no tengo ninguna app que controle mis pasos o mi latido del corazón, pero si tu tienes eso en tu teléfono móvil, eso está informando cuándo te aceleras, cuánto caminas, qué deporte haces, cómo estás de salud. Todo eso son datos que se pueden vender a empresas farmacéuticas, a aseguradoras, que pueden por un lado hacer el bien, personalizar tu consumo cultural o darte pautas de salud, o pueden utilizarse para el mal, como esto que estoy comentando. Internet, como todo lo humano, tiene siempre esas dos facetas. 

¿Cómo definirías inteligencia artificial (IA)?

La inteligencia artificial no es ni inteligencia ni artificial en el sentido que no es inteligencia como la entendemos los humanos. No es múltiple, no es empática, no es intuitiva. Es otro tipo de inteligencia y no es artificial en el sentido que se sostiene en recursos naturales y es analógica: son macro servidores. Ha sido muy hábil por parte de las tecnológicas introducir la metáfora de la nube porque nos lleva a un mundo gaseoso y no, no hay nubes, son macro servidores que contaminan muchísimo. De hecho, Internet y la inteligencia artificial son totalmente insostenibles desde un punto de vista ecológico. Yo diría que, no obstante, la humanidad ha decidido que el futuro pasa por ahí. Las ventajas son equiparables con las desventajas, pero hay un pacto colectivo de que el futuro pasa necesariamente por la inteligencia artificial. Quién sabe cuándo llegaremos, pero se entiende que ese momento en el cual la IA sí sea inteligente y pueda incluso reproducirse por sí misma, sin mediación humana, es un horizonte que va a ocurrir. Y en esa aceleración constante de la tecnología, de lo que está ocurriendo, en particular con el ChatGPT, es muy significativo. El GPT1 aparece hace cuatro años, hace dos, el GPT 2 da un salto brutal. En pocos meses, el GPT 3 lo cambia todo por su carácter conversacional: lo acelera, lo vuelve mainstream. Y ya se anunció el GPT 4 que es GPT turbo. Dentro de poco, habrá un GPT 4.5. Y esto es una auténtica locura.

Estamos ante la gran pregunta:¿Hasta qué punto nuestra época es excepcional? ¿Hasta qué punto estamos en un momento como el del paso de la oralidad a la escritura o el paso del manuscrito a la imprenta? ¿Se puede hablar de un momento tan excepcional como entonces o estamos exagerando?

¿Qué son los OCVIs?

Los OCVIs son objetos culturales vagamente identificados. Las series eran OCVI hace 25 años, ahora son mainstream y son centrales en la cultura contemporánea. Hace once años, cuando publiqué Teleshakespeare, fui de los primeros que intuyó esa importancia. Aquí, en Argentina, está publicado por Interzona y lo que he hecho a los diez años es ampliarlo con mis mejores artículos del New York Times y del Washington Post sobre series como Euphoria, como Game of Thrones o como Stranger Things, y ampliar también la introducción con nuevas partes para que el libro tenga vigencia.

 Yo diría que el último OCVI, que se ha vuelto también objeto cultural plenamente identificado, es el podcast que hace cinco años era emergente y ahora es central.

 Sin duda, The Last of Us sería una serie que entraría en Teleshakespeare no? Porque tiene mucha, mucha importancia dramática, shakesperiana porque tiene la fuerza del humor, también de la tragicomedia, de la mejor tradición teatral isabelina y contemporánea. Y como mutación del videojuego también es fascinante: un videojuego de acción, con una narrativa fuerte, pero de acción sobre todo y de zombis, pero que al hacer un match, el creador del videojuego con el creador de Chernóbil, se vuelve una serie de alto voltaje dramático con una novedad muy interesante respecto a la historia del género zombie, que es que los hongos que provocan la epidemia, la pandemia, tienen características particulares que son distintas del zombi, no son más activos, están conectados, son una red biológica, los muertos vivientes o convertidos en seres híbridos con los hongos. Y eso me parece que hace que The Last of Us sea una serie muy remarcable que a mí me ha encantado y que sin duda recomiendo.

 

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