El poder de la palabra | Noelia Schulz, Ivana Raschkovan y Horacio Cárdenas
— Comentarios desactivados en El poder de la palabra | Noelia Schulz, Ivana Raschkovan y Horacio Cárdenas 96Esta semana en Rayuela: El poder de la palabra con Noelia Schulz, Ivana Raschkovan y Horacio Cárdenas
En este episodio de #Rayuela la protagonista es La Palabra (o la ausencia de ella)
Es frecuente que chicas y chicos nos confronten con “preguntas difíciles”. ¿Cuándo comenzar a hablar de ciertas cosas ? ¿Cómo responder con información de calidad, en familia y en la escuela, a las preguntas sobre, por ejemplo, masturbación, contenidos sexuales en internet, muerte, bullying, discriminación?.
En este encuentro Noelia Schulz e Ivana Raschkovan, autoras de De eso si se habla (Planeta) y Horacio Cárdenas, docente y escritor de Los chicos toman la palabra (Siglo XXI) , aportan claves sobre la comunicación como estrategia para abrir el juego, desarmar violencias y construir confianza en un tema que exige sensibilidad para escuchar y registrar la palabra del otrx.
A continuación, algunas de las ideas principales en la voz de nuestrxs entrevistadxs:
¿Cómo hablar sobre la muerte con lxs chicxs?
Ivana Raschkovan, Licenciada en Psicología (UNR)
“Siempre con la verdad, intentando evitar eufemismos y frases, tal vez prefabricadas, o incluso creencias que a veces pueden confundir y tergiversar un poco la realidad. Entonces siempre decimos con la verdad. Si se murió una abuela o un abuelo, usar la palabra muerte. Podemos decir que falleció, o podemos decir que se murió, pero no que se durmió para siempre, porque no es lo mismo dormir que morirse. Entonces tal vez en ese momento esa explicación fue suficiente.
Hablar de la tristeza, de las emociones, no ocultar lo que nos genera a nosotras, las personas adultas, todas estas situaciones que muchas veces cuando hay un duelo, está toda la familia atravesada por el duelo. Entonces intentar poner palabras sencillas que niños y niñas puedan entender, pero sin tergiversar la verdad. Para nosotras la verdad es la brújula en esto.”
Noelia Schulz, Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA)
“Como decía Ivana, la brújula sigue siendo la verdad. Entender que la muerte es irreversible, que no va a haber «un volver», que hay algo que cambió y es para siempre. Eso es difícil, sobre todo en edades muy tempranas o en niños y niñas. Entonces siempre con la verdad, con palabras muy sencillas y permitiendo hacer el duelo. Y a veces el duelo en los niños es diferente a como lo podemos entender las personas grandes. Entonces muchas veces es simplemente que sepan que el tema se puede hablar, que no hay un problema, que no es un tabú, que no nos vamos a incomodar, que no puede ser que nos entristezca, pero el tema se puede hablar cuando lo necesiten y dando el tiempo. Pero siempre habiendo comunicado que esto sucedió. Nos pasaba mucho, porque hemos dado talleres específicos sobre muerte y duelo, que había familias que no habían traspasado hasta noticia a los niños y niñas y eso por supuesto genera síntomas y genera cosas que a mis colegas ver en sus consultorios.»
¿Cuál es el fin de las asambleas de aula?
Horacio Cárdenas, Docente y autor
“El primer objetivo que nos propusimos tenía que ver con trabajar la convivencia, los vínculos, la forma de llevarse entre los niños y las niñas en la escuela primaria. Como siempre lo intentamos en las escuelas, porque sabemos que una buena convivencia facilita el aprendizaje y una mala convivencia, por el contrario, entorpece. Nadie puede aprender bien si no está cómodo en su lugar de trabajo. Ahora bien, nuestras clásicas intervenciones para trabajar sobre los vínculos, la convivencia y comportamiento en la conducta no funcionaban. No funcionaban los gritos y los sermones ni los deditos levantados diciendo cómo hay que comportarse. No funciona. Los pibes no responden aceptando pasivamente esas supuestas normas morales vertidas sobre ellos. Tampoco funcionaban estrategias de seducción, payasescas o de compinche. Nuestro lugar de autoridad bien entendida no está en discusión. Lo que funcionó, lo que la experiencia nos mostró, es que en la medida en que la palabra se habilita, en la medida en que la convivencia se vuelve objeto de análisis, de estudio, de pregunta por parte de los niños y las niñas, en la medida en que son partícipes, protagonistas activos, la cosa funciona mucho mejor. Los vínculos se empiezan a analizar, se le empiezan a poner palabras a ciertos dolores, se empieza a hacer manifiesto lo que ahí estaba latiendo tácitamente, se explicita lo implícito y la cosa funciona mejor, no mágicamente, pero sí mejor.”
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