La violencia parece ser uno de los puntos más álgidos que nos convocan a la hora de leer los distintos medios de comunicación, de mirar la información que circula en las redes sociales, cuando pensamos o buscamos información sobre deporte.

La violencia en el fútbol, los barras, un tío golpeando a un entrenador allí en el club de barrio de Munro que llevó a ese director técnico de una escuelita de fútbol a la muerte. El deporte teñido de conflicto y de violencia. Hace muy pocos días se celebró el Día Mundial de la Actividad Física, una de las armas más poderosas para luchar contra enfermedades del Siglo XXI: contra la obesidad, contra la depresión, contra el sedentarismo.

A la hora de pensar la actividad física y el deporte, hay que desplazar la violencia, para así, encontrar los aportes infinitos que le brinda a la infancia, a la adolescencia, a la tercera edad. Consideramos el deporte como una oportunidad para el encuentro. Hay que movernos de esta cultura del aguante de la que tanto nos hablan los medios en sus titulares y la realidad en los espacios de poder del fútbol y en las canchas de fútbol. No solamente entre los adultos, sino también en esta violencia y en esta presión que a veces ponen los tios, los padres, los abuelos sobre los chicos. Creemos que el deporte es una herramienta fundamental para la formación.