Que todos griten para que nada cambie – Nota de opinión en Diario Perfil
— Comentarios desactivados en Que todos griten para que nada cambie – Nota de opinión en Diario Perfil 245Si las Pisa nos dicen lo que sabemos, no hay lugar para la sorpresa pero sí pueden ser motivo para buscar nuevas preguntas antes esos resultados.
En las últimas horas los portales, las radios, los diarios se saturaron con opiniones que buscaban difundir los resultados de las pruebas PISA.
Muchos de los comentaristas que alzaron la voz se rasgan las vestiduras al revisar los datos, al conocer en qué lugar del listado queda ubicado nuestro país. Cuchichean para saber el puntaje en cada disciplina, comparar con Corea del Sur, Singapur, Brasil o Chile. Estas cuestiones no parecen ser las más relevantes si el fin es acceder a la complejidad de la cosa educativa e identificar las causas que llevan a que las pruebas Pisa, una vez más, no trajeran grandes novedades. ¿Acaso habría que esperar que eso hubiera sucedido? Si desde hace 20 años los resultados son más o menos similares, no podemos decir que nos volvemos a sorprender. Si las Pisa nos dicen lo que sabemos, no hay lugar para la sorpresa pero sí pueden ser motivo para buscar nuevas preguntas antes esos resultados.
En el marco del Foro Regional SICA 2019, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL Alicia Bárcena, dictó esta semana una conferencia magistral en la afirmó que la desigualdad, la pobreza y la migración son la base del gran desencanto social que afecta a la región. Y señaló “¿Hasta cuándo la cultura del privilegio, de la corrupción y de la desigualdad? El desencanto, el enojo se encuentra en un punto de quiebre respecto a la continuidad de un modelo que se asocia a tres décadas de concentración de la riqueza y deterioro ambiental con insuficiente crecimiento. No hay legitimidad hoy del modelo de desarrollo que estamos viviendo y los jóvenes lo saben, por eso están en las calles manifestándose” y destacó que «En esta región el 10% más rico gana 70 veces más que el más pobre. Esto es inaceptable. El modelo vigente ya no responde, ni en crecimiento, ni en reducción de la desigualdad, ni en erradicación de la pobreza». En Argentina, las alertas están encendidas. El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA acaba de presentar el avance del informe “Deudas sociales y desigualdades estructurales en la Argentina (2010-2019), en el que se estima que la pobreza llegó al 40,8% y es la más alta de la década. Un dato impactante, el 59,5% de los niños y adolescentes están comprendidos en la pobreza.
En este contexto, es tiempo de volver la mirada a la educación, esa malla que alberga a la sociedad para que se constituya como tal y no como hilos sueltos sin cohesión. Pero cómo pensar la educación cuando la pobreza, el hambre y la vulneración de derechos se agudizan en la infancia y la adolescencia. Cuando llegan a estudiar e ingresan a establecimientos con serios problema de infraestructura, a los cuales no llegan libros, ni conectividad y a veces ni proyecto. Como decía Juan Carlos Tedesco, llegan sin condiciones mínimas de educabilidad. Cómo pensar la educación cuando el presupuesto educativo sufre una reducción generalizada y sostenida en el presupuesto educativo entre 2016 y 2020, estimada en un 35%, según equipos de investigación en educación.
Este es uno de los grandes problemas que resulta imprescindible tener en cuenta para pensar los resultados de las evaluaciones estandarizadas.
Pero a este desolador panorama, se suma una tensión cada vez más fuerte y disruptiva. Es aquella que se produce cuando desde los escritorios se propone educar a sujetos que ya no existen. Los estudiantes que supimos ser no existen, así como no existen las certezas que hacían de la escuela el espacio para educar para la sociedad de la modernidad. Porque no existe esa sociedad.
La humanidad está atravesando un cambio profundo. Alesandro Baricco, autor de The game, advierte que “se está cerrando el arco de una civilización iniciada con Descartes en el XVII y que acabó con el nacimiento del Mac de Apple, en 1983, y la caída del Muro, en 1989. Somos los primeros de una nueva historia.” Las nuevas generaciones son primeros alumnos de una civilización nueva, de una nueva escuela. Pero a la hora de imaginarla, se replican modelos a veces arcaicos, a veces importados, imponiendo propuestas que no tienen en cuenta las transformaciones culturales y sociales, que viven los nuevos sujetos que llegan al aula. Y entonces, se van.
Si repetimos los viejos modelos, los resultados seguirán siendo similares. Aquellos estudiantes que llegaban a las escuelas hace sólo un par de décadas ya no existen, porque aquella época ha desaparecido. Vivimos nuevos entornos, y la escuela debe repensarse para cumplir su cometido.
Hay experiencias como las que lleva adelante UNICEF, en diferentes provincias que empiezan a encontrar respuestas a este nuevo juego. PLaNEA nueva escuela para adolescentes llega a 16 escuelas de toda la provincia de Tucumán, propone la participación activa de los estudiantes en el proceso de aprendizaje a partir de actividades que involucran la resolución de problemas auténticos que les exigen tomar decisiones, indagar en diversas fuentes de información, poner en relación diversos contenidos, saberes y lenguajes. Otra experiencia, es la denominada Eutopia, un modelo colaborativo, inclusivo e innovador que desde hace tres años lleva adelante en 16 escuelas secundarias la Vicaria de Buenos Aires en alianza con Organización de Estados Iberoamericanos y cuenta con el apoyo de Fundación Telefónica Movistar y ”La Caixa” Foundation y que es evaluada por La Universidad de Buenos Aires.
Vale la pena preguntarse qué tienen en común estas y tantas otras experiencias que parecen encontrar claves para que los aprendizajes sean significativos y transformen la vida de los estudiantes. La respuesta es determinante. Todos refieren que tenerlos en cuenta a la hora de pensar los modelos de trabajo, tener en cuenta sus intereses, problemas, desafíos, comprender que sin ellos no hay proceso educativo posible es imprescindible. Como en una línea de producción, para que el proceso sea rico, motivador y valioso, los estudiantes serán parte desde el comienzo en la construcción del mismo. Por supuesto mucho más es necesario. Pero este es un cambio trascendente para que se apropien de la escuela y sus propuestas.
De lo contrario, muchos adultos seguirán gritando los resultados de las evaluaciones, para que, en definitiva, nada cambie.
(Fuente www.perfil.com).