Mirta Kupferminc: «La alta calidad y el destacarse tiene que ser por la obra del artista»

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Este semana, en Rayuela, hablamos con Mirta Kupferminc, multi premiada artista plástica, referente en temas de género, e Inés Etchebarne, presidenta de la Comisión de Amigos del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, sobre un tema apasionante: arte y equidad de género.

¿Tienen que estar las mujeres desnudas para entrar en el Museo Metropolitano? interpelaba en 1984 un cartel de Guerrilla Girls frente al Museo Metropolitano de Nueva York, en el que menos del 5% de los artistas en la sección de arte moderno son mujeres, pero el 85% de los desnudos son femeninos. En Argentina, según un relevamiento realizado por el Museo Sívori, el promedio de obras expuestas, realizadas por mujeres en los museos del país no supera el 16%.

¿Por qué no figuran las mujeres en los libros de historia del arte? Esta pregunta que se hizo Linda Nochlin en los años 70, esta semana nos la formulamos en Rayuela. ¿Cuál es el camino para romper ese paradigma y lograr la mejor creación artística?

La discriminación de la mujer en el arte es un tema histórico que sale más a la luz gracias a los movimientos feministas”, asegura Ines Etchebare. “Pero el hecho de que la mujer haya estado relegada no es algo que solamente pasa en el arte sino en muchas otras disciplinas”.

Creo que no podemos desprendernos de lo que es la cultura en general en cada época y también en cada país”, aporta Mirta Kupferminc, ganadora del Gran Premio Presidencia de la Nación y del Salón Nacional de Grabado. “Estamos viendo lo que pasa hoy en Kabul (capital de Afganistán), donde el lugar de la mujer no es el mismo que en Argentina. La cultura e ideología de los distintos grupos tiene mucho que ver.  Todos conocemos la historia de Marie Curie y tantísimas otras mujeres que hasta tuvieron que vestirse de hombres para poder estudiar o asistir a una educación formal”.

Más allá de esta cuestión que identifican nuestras entrevistadas, Inés Etchebarne, Master en Arts Management (City University of London) remarca que si bien “hay una menor cantidad de obras femeninas, tenemos el reconocimiento internacional de las mujeres. Por ejemplo, en el Pompidou hay obras de mujeres argentinas. Marta Minujín está en la colección permanente”. Sin embargo, aclara que “más allá de tratar a las mujeres por género, en el arte las tendríamos que tratar por su arte y por la calidad de sus obras. Hay que desprender un poco el ser mujer de ser una gran artista. En los hombres no se dice esto”.

En la misma dirección, Mirta se cuestiona si la diferenciación no puede llegar a ser contraproducente: “En la convocatoria de los salones hay puesto un acento en las convocatorias en los cuestionarios con respecto al género. ‘Tanta cantidad de hombres, tanta de mujeres, de trans…’. Y yo me pregunto: al poner tanta etiqueta, ¿no es también una especie de ‘por querer ser inclusivo terminás discriminando?’¿En un concurso de arte no debería valorarse la calidad artística de la obra sin prestar atención a la identificación de género que cada artista tiene?

Creo que tenemos que valorar la calidad del artista, no fijarnos en los cupos. El artista puede ser de cualquier género”, subraya Inés. La alta calidad y el destacarse tiene que ser por la obra”, continúa Mirta. “Si bien lo entiendo, yo también pertenezco a grupos que movilizan agrupaciones de mujeres, pero en realidad pienso que no debería existir eso, tampoco el día internacional de la mujer así como no hay día del hombre. Las mujeres hacen una maravillosa obra de arte y también bodrios, igual que los hombres. Creo que es la obra misma la que tiene que hablar”.

Durante el programa, se escucharon testimonios de Fabiana Barreda,  Alejandra Rovira Ruiz, artistas visuales, y de Mercedes Ezquiaga, periodista especializada en arte, quienes coincidieron en la poca visibilidad de las mujeres en el mundo del arte como un hecho histórico y actual.

Me viene al recuerdo la terrible historia de Lola Mora, lo que sufrió ella y que finalmente se suicidó”, comenta Mirta Kupferminc. “Fue condenada por hacer esculturas femeninas desnudas en sus fuentes y esto era inaceptable. El trabajo del feminismo es fundamental, pero todos tenemos una responsabilidad de visibilizar esto. En ciertas partes del mundo está claramente cambiando”.

A mí me recuerda al caso de Hilma af Klint, la precursora del arte abstracto”, agrega Inés Etchebarne, presidenta de la Comisión de Amigos del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. “Es una artista que muere en 1944, totalmente desconocida. Su primera muestra recién se hizo en el museo de Los Ángeles, en 1986. El rol de la mujer en el arte siempre estuvo presente pero muchas veces no se dio a conocer. Ahora se está dando más relevancia a las artistas mujeres”.

Por último, Mirta, representante de Argentina en bienales internacionales y ganadora de múltiples premios y reconocimientos, cerró con una reflexión: “Creo que todavía hay mucho camino por hacer. Me parecería interesante que personas de cualquier género se unan también en esta temática, no que cada uno defienda su propio kiosquito. La igualdad de oportunidades es lo que tiene que estar para todos”.

Este programa cuenta con el apoyo de Mecenazgo. Participación cultural de la Ciudad de Buenos Aires.